La coherencia es tan valiosa como la verdad, ya que las contradicciones son falsas e implican proposiciones arbitrarias. Bien lo sabía Séneca al proponer que «sea ésta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. En suma, que la palabra vaya de acuerdo con los hechos».
Escucha tu diálogo interior y observa tu lenguaje verbal y corporal (dialógo exterior), para ver si vives una vida coherente contigo, con tus valores, necesidades y aspiraciones.